Permanezco y fumo.
Las canciones caen de un cielo rojo y las lágrimas suben por su estela al ojo.
Cada día cede un nuevo nombre para la nostalgia
Cada noche aterraja incertidumbres
Un organismo colmado de remedios no sabe de alivios
Hoy pelearé por respiración
Mañana por más menjurjes
miércoles, 31 de marzo de 2010
Desamparo de los crepÚsculos
Huyo de aquel dolor que me hizo un díabajo el misterio incógnito del cielo sangrar el alma silenciosamente...¿A qué desde las áridas riberas tender la vista al horizonte? -El claro beso de luz en la extensión naufraga-y antes de que la sombra me circuya, apagaré mi espíritu intranquilo en el fulgor violeta de la tarde...
Ya sobre el mar en gira tumultuosa no veré más la convulsión enormeque templó mi vigor, ni en la propicia madurez halagüeña de los trigos espaciaré los moribundos ojos;ya no he de uncir las manos temblorosas al tronco de los robles, cual solía para trepar hasta el follaje ameno, ni más sobre el fervor de la pradera repicará la esquila de mis cantos;no veré más el rayo de la luna que se quebraba en los azules montes...¡no veré más los ojos de los niños!
Tú, perfume y rumor del campo umbrío, hacecillo de rosas ideales, ánfora de virtud enaltecida-tú- la maga de veinte primaveras, lánguida novia de pupilas hondas que cruzas bajo el árbol del ensueño, ¡perdóname! -la lumbre que redime sobre los montes del confín no viene, la fe desmaya, la ilusión desmaya,l a fuerza languidece y se desmaya...y antes de que las sombras me circunden,¡apagaré mi espíritu intranquilo en el fulgor violeta de la tarde!
Porfirio Barba Jacob
Huyo de aquel dolor que me hizo un díabajo el misterio incógnito del cielo sangrar el alma silenciosamente...¿A qué desde las áridas riberas tender la vista al horizonte? -El claro beso de luz en la extensión naufraga-y antes de que la sombra me circuya, apagaré mi espíritu intranquilo en el fulgor violeta de la tarde...
Ya sobre el mar en gira tumultuosa no veré más la convulsión enormeque templó mi vigor, ni en la propicia madurez halagüeña de los trigos espaciaré los moribundos ojos;ya no he de uncir las manos temblorosas al tronco de los robles, cual solía para trepar hasta el follaje ameno, ni más sobre el fervor de la pradera repicará la esquila de mis cantos;no veré más el rayo de la luna que se quebraba en los azules montes...¡no veré más los ojos de los niños!
Tú, perfume y rumor del campo umbrío, hacecillo de rosas ideales, ánfora de virtud enaltecida-tú- la maga de veinte primaveras, lánguida novia de pupilas hondas que cruzas bajo el árbol del ensueño, ¡perdóname! -la lumbre que redime sobre los montes del confín no viene, la fe desmaya, la ilusión desmaya,l a fuerza languidece y se desmaya...y antes de que las sombras me circunden,¡apagaré mi espíritu intranquilo en el fulgor violeta de la tarde!
Porfirio Barba Jacob
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